¿Qué es el ciclo?
El ciclo menstrual está definido por dos fenómenos: uno invisible que es la
ovulación que tiene lugar en la mitad del ciclo, y otro visible que es la
menstruación. Existe pues una fase preovulatoria (proliferativa o folicular)
que corresponde a los primeros días del ciclo hasta la ovulación y una fase
postovulatoria (secretora o lútea) que es bastante constante y corresponde a
las 2 semanas previas a la regla. Existe un sistema regulador del ciclo en el
que intervienen mecanismos nerviosos y hormonales (corteza cerebral,
hipotálamo, hipófisis, ovarios) y además están implicadas otras hormonas
como pueden ser las tiroideas o las suprarrenales.
¿Qué se considera un
ciclo normal?
Establecer una línea que separe la anormalidad de la normalidad del ciclo
menstrual es difícil, ya que existen grandes variaciones individuales y es raro
que se mantengan absolutamente regulares a lo largo de la vida de una mujer.
Se considera que la menstruación normal tiene una duración de entre 3 a 7
días, la pérdida de sangre oscila de 80 a 180 ml siendo más abundante durante
los 3 primeros días. El intervalo entre reglas puede variar entre 25 y 35
días. La edad de aparición de la primera regla (menarquia) en la mujer
mediterránea generalmente se sitúa entre los 9 y 14 años con unos extremos
máximos entre los 8 y los 17.
¿Cuáles son las
alteraciones del ciclo?
Se clasifican de la siguiente manera:
Anomalías de intervalo
Anomalías de la intensidad
Otras anomalías
¿Son muy frecuentes?
La mayoría de las mujeres sufren algún tipo de trastorno menstrual durante su
vida reproductiva debido a alteraciones en la intensidad, en la duración,
irregularidades o a la ausencia de los ciclos. Junto con el dolor y las
infecciones vaginales constituyen el motivo más frecuente de consulta al
ginecólogo.
¿Cuáles son las causas?
Las alteraciones en el intervalo en la mayoría de los casos se deben a una
alteración funcional. En la adolescente indica que la ovulación no se ha
establecido de forma regular. En la mujer premenopáusica es muy frecuente y se
debe a la declinación de la función ovárica pero siempre debe descartarse una
causa orgánica.
Las alteraciones en la intensidad y las metrorragias suelen ser de origen
orgánico (miomas, infecciones, pólipos, endometriosis, quistes, tumores etc.)
y obligan a una minuciosa exploración y pruebas complementarias para llegar a
un diagnóstico preciso. Existen otras causas no ginecológicas que también
pueden ser responsables de alteraciones del ciclo como: alteraciones
sanguíneas, hepáticas, renales, tiroideas, suprarrenales, diabetes, anorexia
nerviosa, trastornos psíquicos, ejercicio físico intenso, medicamentos etc.
¿Debo consultar siempre al
ginecólogo?
Por supuesto que sí, ante cualquier alteración menstrual es absolutamente
necesario, en todos los casos, llegar a un diagnóstico exacto. Debes tener en
cuenta que la intensidad de la hemorragia no suele estar relacionada con la
gravedad del proceso y por lo tanto no se deben menospreciar los pequeños
manchados quitándoles importancia.
La inmensa mayoría de las veces se tratará de un trastorno funcional
(alteraciones pasajeras sin importancia por un fallo de la regulación hormonal)
pero también pueden ser la expresión de un problema orgánico (miomas,
quistes, pólipos e incluso un cáncer) y, menos a menudo, de una enfermedad no
ginecológica.
Una vez hecho el diagnóstico, tu ginecólogo te recomendará el tratamiento
más adecuado y en muchas ocasiones no precisarás de medicamento alguno
resolviéndose el trastorno funcional en forma espontánea.
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